domingo, 30 de mayo de 2010

El mundo el que... (VII)

En el año 2012 llegará el fin del mundo, esto se acaba, es el colapso planetario.

A muchos les gusta escuchar esto. El público, o al menos la parte más ruidosa del respetable, atiende menos si afirmo que son una tontería todas esas profecías catastróficas que hablan de ciclos, de terribles desgracias, de que hay un mayor número terremotos y volcanes activos en los últimos tiempos, de tormentas solares que van a colapsar las comunicaciones; si digo que todo eso es falso incluso se enfadan conmigo. Pero es que en el fondo uno tiene la sensación de que a veces se prefieren los malos augurios a los buenos presagios. De esa debilidad humana se aprovechan algunos.
Ahora lo hacen con las profecías del 2012 como en su momento lo hicieron con el efecto 2000 o con las visiones de Michel de Nôtre-Dame o Miquèl de Nostradama, o como le llamamos todos Nostradamus.

Los augurios sobre la economía a veces no suenan tan distintos a estos dislates. Aquí la cuestión es que no pocos son conscientes de eso. Fomentan el miedo, los malos augurios, patrocinan las malas noticias y con ello acaban convirtiendo a la sociedad en un nido en donde se acepta lo negativo, lo pesimista, lo catastrófico por encima de otras cosas y consiguen incluso contagiar a la realidad de su obsesión y transformarla.
La esperanza en el futuro siempre será nuestra bandera, un día como hoy en el que unos cuantos salen al escenario para demostrar que más vale suerte que talento – y encima suerte efímera, porque los dados están en manos de manipuladores-, me gustaría ilustrar lo que comento, hablando de lo que decían dos cantantes de verdad.

Uno de ellos es Marilyn Manson, su nombre es un pseudónimo que combina dos iconos arquetípicos: por un lado Marilyn Monroe, la luz; y por otro Charles Manson, la oscuridad. Decía el músico que su nombre artístico representa como el bien y el mal son parte de nuestra naturaleza, sin embargo, señala sorprendido que la gente solo le pregunta por su mitad oscura y que nunca quiere descubrir la mitad luminosa que esconde. Es una conclusión pesimista pero varada en la realidad: a veces para triunfar te obligan a abrazar lo malo, lo catastrófico, lo apocalíptico; al hacerlo puedes llegar a lo más alto, pero en contra de lo que muchos creen, estar arriba no es siempre lo mejor. Otro cantante que les daría sopa con ondas a todos los que ayer han estado haciendo cosas pequeñitas, Kurt Cobain decía que “la diferencia en este mundo tan postizo entre ser el numero uno y el numero dieciséis es que a los primeros hay más gente besándoles el culo”, que “lo importante, aunque no sea tan exitoso y tan laureado, es que sigamos nuestro camino y persigamos nuestros sueños”. Ese es el éxito de verdad seas el número uno, el dos o el dieciséis. A algunos se les encumbra por lo que representan, no por lo que son y la realidad es que hoy ser negativo y asustar puede ser más positivo para el éxito.

viernes, 28 de mayo de 2010

Comentarios

Las vísperas de unas grandes fiestas, es el cumpleaños de mi sobrina y veo a su hijo con los demás primos con un globo jugando y riéndose. No puedo quedarme ahí, tengo que reflexionar:

“Me encanta botar, desde siempre he botado, es lo más divertido: con la pelota de futbol, baloncesto, tenis, tenis de mesa…, hasta golf y globos. Igualmente, en verano, botaba en las camas elásticas con esfuerzo y sudor.
Son tiempos de botar, de reírte, de jugar, de pasarlo bien porque estas botando, las cosas van bien.
A medida que creces vas cambiando y el botar también cambia, ahora botas un gran barco al océano con esfuerzo y sudor (como ha cambiado ese esfuerzo y sudor que antes hacía que lo pasase en grande); si eres capitán, botas el barco a babor, incluso si botas mal en los dos sentidos anteriores, te pueden botar del trabajo.
Como han cambiado las cosas, antes de tener 18 años parecía que botar me daba alegría, ahora solo puede darme… problemas. Tengo que ir a que me miren pues tengo dolores en el cospedal, llamazares en el estómago y también me he clavado diez rosas grandes y duras en Lleida; además por si fuese poco, estamos en Navidad, no voy a poder comer, y tengo que ir al zapatero porque tengo el 20% del zapato roto, desempleado y el bono me ha caducado. Y no queda ahí, para más inri, los borbones se me han deshecho, ya no sirven – aunque de esto la familia ya se daba cuenta desde hacia tiempo-.
Total: que he botado todas las ganas de votar.”

Perdemos la tradición.

A la frase “Oye, ¿te puedo pedir un favor?” se responde la mayoría de los casos y casi inconscientemente, “Sí, claro, por supuesto… ¡dispara!” – lo que uno no sabe es que en muchos casos puede ser disparado por la viperina lengua del ser humano, siempre al acecho de cazar a las personas como camaleón entre ramas- y el otro dice “¿Puedes dejar de mentir?”.

Una situación, cuanto menos, rara. Muy poca gente se atreve a decir eso, aun teniendo razón. Y nos callamos, y no decimos nada, y seguimos hacia delante; y, sin decir nada, callamos, caminamos absorbidos por ese grandísimo mundo que está dentro de EE.UU, que tiene luz propia gracias a sus estrellas, que podría ser la primera potencia del mundo (por dinero) si se independizara: Hollywood.
Hollywood nos miente –no siempre-, pero nos gusta. O eso es lo que parece demostrar la mayoría de los viandantes.
El séptimo arte está devorando a conciencia y lentamente, como una serpiente una vez al semestre, el Arte por excelencia. Y la gente sigue sin decir nada, va al trabajo tan tranquilo sin pensar en esto que puede decidir y decidirá su futuro. Así solo conseguiremos que se gestione otra crisis en el mundo, estamos perdiendo el hábito de cultivar el Arte.
Cada cinco minutos se produce la misma frase en todo el mundo ¿te lo has leído?; no, me espero a la película. Vergonzoso, el autor no habría gastado un mes y seis días en escribir un libro para que luego nos engañen en Hollywood montando un "film" cuya única misión es sacarnos los granos de trigo del bolsillo. Pero menos mal que cada día podemos ir a recoger el fruto al ordenador y verlo siempre que queramos con los granos de maíz preparados cogidos un día antes planeando tal situación. Y mejor aún, menos mal que la escultura de papel que nos ha deleitado desde Gilgamesh no se encuentra entre los más “bajados”.

lunes, 10 de mayo de 2010

El mundo el que... (V)

De nuevo se vuelve a hablar de Bruce Lee al hilo del próximo setenta aniversario de su nacimiento y merece la pena, vaya si lo merece; sobre todo porque no tenemos de él una visión completa, lo tenemos grabado en nuestra retina como un genio de las artes marciales que triunfó en el cine, pero este injusto mundo en el que vale solo lo que se ve se ha perdido al verdadero Bruce Lee.
Hace un par de años estuve en la que fue su casa, hoy es un museo, pero es un museo que no trata de su obra, es un museo sobre el misterio un museo de sueños, y es que para él los sueños son fuente y eran fuente de inspiración. Eso es lo verdaderamente importante de los sueños, que no sean la meta sino la guía, porque se olvida: Bruce Lee fue un filósofo, formado como tal en la universidad de Washington. En ese estado del noroeste de EE.UU. en donde crecen los arboles más inmensos. Son bosques que él conocía, veía como muchos de esos árboles alcanzaban los mil años, la eternidad. Pero junto a esos troncos enormes había decenas, cientos, miles que no habían logrado sobrevivir a las inclemencias del tiempo, habían quebrado. Pero fortalecían a modo de metáfora, una de las ideas que dejó por escrito.

Hablaba de lo necesario que es ser flexible, como los troncos de bambú de su país de origen, esbeltos altos enormes pero suaves capaces de adaptarse a su enemigo, el viento, y mecerse en él y sobrevivir sin quebrar: triunfar siendo flexibles.

Precisamente esa es la filosofía que manaba del arte marcial que creó, la llamó “Jeet Kune Do”: puño que intercepta. Partía de la idea de que cada ser humano guarda en su interior un guerrero que no puede quedarse dormido, pero no en el sentido bélico, sino en el sentido de que todos tenemos sueños y objetivos y que para conseguirlos, por imposibles que sean, hay que bregar.
Sus alumnos recuerdan de él que era capaz de hacerte creer en lo imposible, y teorizaba sobre el optimismo como herramienta de éxito. Un concepto muy importante ahora que vivimos en una época en la que solo importa las malas noticias y las buenas cuando llegan generan malestar incluso enojo.

La filosofía del arte marcial que desarrolló se basaba en que uno debe carecer de estilo propio, más bien que debe adaptarse al enemigo, que los golpes no se encajan sin más, sino que se interceptan y con la misma fuerza del golpe del oponente hay que armar la respuesta, sin planes que nos obliguen, vaciando nuestra mente de previsiones. Ojala este venidero setenta aniversario de nacimiento de Bruce Lee sirva para conocer algo más que sus patadas en la gran pantalla. Fue un tipo de ideas maravillosas, un filósofo al que aún hoy podemos acudir y del que podemos aprender mucho leyendo sus textos, sus ideas, que pena que no se conozca esa faceta del maestro Bruce Lee.
Pero en cierto modo así se ha cumplido uno de sus principios, y es que él decía que: “un buen maestro protege a los alumnos de su influencia”.

viernes, 7 de mayo de 2010

Hoy he leido... haiku

Un poema breve, de tres versos, arte menor:
- el primero, pentasílabo (si tenemos en cuenta la sinalefa) o hexasílabo (si no la tenemos en cuenta);
- el segundo, heptasílabo;
- el tercero, pentasílabo (si tenemos en cuenta la sinalefa y el diptongo) o hexasílabo (si solo tenemos en cuenta el diptongo).

Sobre ese mapa
islas, estrechos, mares
de tinta y sueño.


¿Qué es lo primero que se te ocurre?
Un paisaje lleno de agua y algún trozo de tierra, escrito en un libro y (como es un sueño), helado.
Un paisaje de aventureros, una auténtica estepa siberiana. Todos hemos tenido algo de aventureros, y aún lo tenemos. A mí me encanta ser aventurero, lanzarme, investigar: tener aventuras.

Permítanme sacar mi rama aventurera, desenfundar mi Colt, dar varios disparos a la nube que contiene las aventuras del mundo y que salgan a la luz sus personajes (según mi interpretación, por supuesto, del haiku): Charles Darwin, una aventura alrededor del mundo que le consolidó como uno de los biólogos más influeyentes de la historia o, simplemente, el Biólogo; el propio personaje que da nombre a este blog (Gilgamesh), un rey de Mesopotamia aventurero del siglo XXVII a.C y cuyo poema expone tales aventuras; Hadyi Murat (personaje de una novela de nombre idéntico de Tolstoi) que narra todas sus aventuras en la Rusia de los últimos zares hasta su dramatico fín; multitud y multitud, Robin Hood, las sagas artúricas, Tirante el Blanco...; y derrepente, sale el aventurero de los aventureros, un personaje cuya novela debe leer (la recomiendo de forma impepinable) toda persona que tenga algo de trotamundos bohemio, Miguel Strogoff, espléndida novela y perspicaz personaje de uno de esos genios que la historia sólo nos da cada 5 años, JULES VERNE.

En este libro sale representado lo que yo he interpretado en el haiku, ese paisaje de la estepa siberiana, como un mapa que se va moviendo dependiendo de los intereses del personaje, con dificultades en algunos puntos que dan intensidad a la novela, con facilidades en otros para acercar la sensación de victoria al lector. Todo este conglomerado trabado con cadenas en tensión, que es transmitida al leedor con inefable virtud, y mucho más, hacen vivir una aventura con el libro: de eso trata la lectura, ¿no?

jueves, 6 de mayo de 2010

El mundo en el que... (IV)

Todo ocurrió en una fría mañana de Mayo. Dos niños jugaban con sus muñecos, disfrutando de sus múltiples aventuras (que buena es la imaginación que se tiene cuando eres niño). Eran unos inocentes de imaginación, todo sea dicho, sublime.
Resulta que eran seguidores de las famosas películas de Pixar, TOY STORY, tenían todos sus personajes. Ese día estaban jugando con "Mister Potato", gracioso y simpático personaje de la película.

Todo estaba preparado, Mister Potato 1 era presidente de un prestigioso bufete de abogados. Tal bufete estaba desbordado de múltiples casos, eran casos públicos del Estado, y de toda índole, desde los económicos hasta los relacionados con la sociedad, las mascotas...
No saben que hacer en el bufete, llevan ya un año y medio así; desarrollan proyectos, planes y no consiguen ninguna solución.
Acabadas las esperanzas, o para quedar bien ante sus clientes, Mister Potato 1 decide reunirse con Mister Potato 2, también abogado con un gran bufete, algo menos atareado y que solía enfrentarse en muchos casos judiciales al bufete de Mister Potato 1. Se reúnen, hablan, discuten, dialectean, acuerdan, almuerzan y cada uno se va por su lado.
Al final del juego, los niños lograron salvar esa situación tan terrible.

Algo parecido ocurre en la realidad. El señor Rodríguez, ZP, el líder socialista, el presidente del Gobierno y el señor Rajoy, el padre de la niña, el líder de la oposición, el presidente del PP son dos Mister Potatos, pero de los malos.
Son mister potatos, se van añadiendo cosas para cada ocasion. Fácil es saber el diálogo de ambos antes de la reunión:

- ¿Qué llevo para mañana, asesores subyugados a mi infame poder?
- Ya lo tiene preparado, lo de siempre: una mano (para la foto), una sonrisa (para la foto y para ganar votos), un traje (para la foto) y una corbata (para aparentar).

y difícil era saber las conclusiones que extraerían, pero no nos sorprenden ya que como buenos mister potatos la simplicidad no solo se queda en los accesorios exteriores:

- Apoyo a Grecia (dar dinero que no tenemos a un país que no nos interesa).
- Ley de Cajas (fusión de cajas de ahorros para inyectar liquidez al mercado).

Algo decepcionante: lo que ganamos por un lado lo perdemos por otro; el único que estaría contento con esta reunión sería Valle-Inclán pues el esperpento fue llevado el pasado día a su cénit. "Quo usque tandem abutere, potati, patientia nostra?
Tal vez la solución sea meter a los dos en una caja y que se fusionen en una sola persona; o meter a los dos en una caja y a combatir hasta que venza el mejor y cito a Maquiavelo: "hay dos maneras de combatir: una observando las leyes morales y otra con el uso de la fuerza. La primera es propia de las personas, la segunda de los animales".

domingo, 2 de mayo de 2010

En mundo en el que... (III)

La información es una de esas que encojen el corazón a todos, el problema es que entre todos a quienes se le erizan los sentimientos por la noticia también están los protagonistas de esta historia que ha ocurrido en Nueva York: un mendigo cae al suelo en mitad de la calle y una serie de personas pasan a su lado, nadie hace nada; mientras, el vagabundo que sufría una herida va perdiendo la vida desangrado.
Así se escribe esta historia, esta terrible historia.

La sociedad nos ha convertido en autómatas y de tanto fomentar el individualismo algunos han confundido esta expresión con el egoísmo. Pero nadie es culpable - bueno nadie y todos a la vez-; promover al individuo como ser único, especial, de ideas propias, fantástico por su diferencia no es convertirnos en espectadores de una obra en la que somos el único protagonista, solo somos una parte. Si no se hace así, ese individualismo se convierte en egoísmo y la mejor forma de no caer en esa trampa es siendo conscientes de que si al lado hay alguien que nos necesita, ayudándole ayudamos a nuestro mundo. Aunque sea un vagabundo, aunque sea un excluido, aunque sea aquello en lo que nosotros no queremos convertirnos.

Y eso que el vagabundo dio una lección que no recibió: “socorrió, antes, a una mujer y la ayudó porque la estaban atracando. El ladrón le apuñaló, luego la sociedad se encargó de no devolverle el favor”.